domingo, 13 de julio de 2025

Mark Turner: La capacidad del pensamiento humano

Traduzco aquí un artículo de Mark Turner sobre ciencia cognitiva, "La capacidad del pensamiento humano" ("The Scope of Human Thought"). Mark Turner es profesor de ciencia cognitiva en Case Western Reserve University.

El artículo apareció originalmente en On the Human (17 agosto 2009), http://onthehuman.org/humannature/?p=294, seguido por respuestas de lectores que son resumidas y comentadas por Turner al final del artículo en su versión aparecida en el SSRN, "The Scope of Human Thought."


Añado (en cursiva entre corchetes) un par de comentarios a Turner, enfatizando la relevancia para la semiótica y para la narratología, en especial para la noción de anclaje narrativo, de la teoría de Turner sobre la fusión, integración, o mezcla conceptual. También emplea Turner el término anclaje, si bien en un sentido algo diferente, relativo a la gestión de mapas conceptuales en general.

 

_____, trans. "La capacidad del pensamiento humano." By Mark Turner, trans. José Angel García Landa In García Landa, Vanity Fea 18 March 2013.*

         http://vanityfea.blogspot.com.es/2013/03/mark-turner-la-capacidad-del.html

         2013 DISCONTINUED 2025 – Online at the Internet Archive.*

         https://web.archive.org/web/20240812044345/http://vanityfea.blogspot.com/2013/03/mark-turner-la-capacidad-del.html

         2025

_____, trans. "Mark Turner - La capacidad del pensamiento humano." Net Sight de José Angel García Landa 20 Jan. 2025.*

https://personal.unizar.es/garciala/publicaciones/turnercapacidad.pdf



Vanity Fea, sábado, 16 de marzo de 2013

 

 

 

La capacidad del pensamiento humano


Mark Turner


Biológicamente somos semejantes a otros animales, pero mentalmente les sacamos una ventaja enorme. La capacidad del pensamiento humano es inmensa. ¿Por qué somos tan diferentes?

Los animales, incluyéndonos a nosotros, viven, piensan y sienten en el aquí y ahora. Vivir, pensar y sentir son acontecimientos biológicos, que existen únicamente en el presente. Cuando pensamos en el pasado o en el futuro, o en alguna cosa distante o externa a la situación en la que estamos habitando, el pensar y el sentir no están distantes—están aquí mismo, ahora mismo, presentes, confinados a nuestra situación local a escala humana, llevados a cabo mediante sistemas biológicos de aquí y ahora.

[JAGL: La teoría de Turner es un desarrollo muy interesante de la teoría de los marcos de Goffman, mostrando cómo estos marcos se desplazan, fusionan y extienden para generar el universo simbólico en que habitamos. Sobre la naturaleza virtual de la realidad simbólica orquestada por el lenguaje, ver lo que en otra parte hemos llamado "la Caverna del Cerebro". Ver también el comentario sobre Kenneth Burke, "Las cosas significan palabras"].

A este respecto somos como los perros, los córvidos, los chimpancés. Un ser humano puede que haya estado vivo hace diez años y puede que siga vivo dentro de diez años, pero nuestra actividad cerebral de hace diez años o de dentro de diez años no existe. Los únicos sistemas para vivir, pensar y sentir que poseeen los seres humanos son los que activan sus cuerpos aquí y ahora.

Este panorama lo trazó Sir Charles Sherrington, quien describió al cerebro como un "telar encantado" en el que "millones de lanzaderas pasan como centellas tejiendo un patrón que se disuelve, siempre un patrón significativo, aunque nunca duradero" (Sherrington, [1941] 1964, p. 178)

Que se disuelve, nunca duradero. Y sin embargo nuestro pensamiento viaja por el tiempo y por el espacio, a través de largas cadenas causales y posibilidades a largo plazo, cruzando ausencias presentes y potenciales, cruzando historias mentales que poblamos, en la imaginación, con miles, miles de millones de agentes humanos cuyas mentes imaginamos ser como las nuestras—llenas de creencias, planes, decisiones y juicios, todos con un amplio ámbito. Los contenidos de nuestros pensamientos no nos parecen evanescentes y en disolución.

Los científicos han meditado sobre el ámbito del pensamiento humano y han intentado explicar sus orígenes. Antonio Damasio, en La sensación de lo que pasa (The Feeling of What Happens, 1999), ofrece una teoría especulativa sobre cómo el desarrollo neurológico pudo hacer posible la "consciencia extendida":


La consciencia extendida todavía se articula sobre el mismo núcleo central de tu identidad, pero ese "tú" está ahora conectado al pasado vivido y al futuro anticipado que son parte de tu registro autobiográfico (p. 196). 

[JAGL: Esta noción en concreto es especialmente útil para conceptualizar una teoría generalizada del anclaje narrativo del yo, de su historia personal y de la construcción de sus mapas narrativos personales, en el ámbito de un pasado vivido y un futuro anticipado—que en el caso de los seres humanos son pasados y futuros sociales, colectivamente generados. Ver El anclaje narrativo].

Endel Tulving (1985a y 1985b) enfatizó nuestra capacidad de viajar mentalmente en el tiempo, nuestra capacidad de memoria episódica, y de consciencia autonoética ("que se conoce a sí misma"). En la consciencia autonoética, podemos recuperar el episodio en el que algo sucedió. "La consciencia autonoética . . . permite que un individuo se haga consciente de su propia identidad y de su existencia en un tiempo subjetivo que se extiende desde el pasado, a través del presente, hasta el futuro" (1985b, p. 388). Ulric Neisser llamó la atención sobre nuestras notables capacidades en su clásico artículo "Cinco clases de autoconocimiento" ("Five Kinds of Self-Knowledge", 1988). Cientos de científicos ha participado en esta investigación. Aquí hay uno de los más recientes:

Un yo individual puede parecer un elemento fijo, abrazando su aquí-y-ahora como ropa interior que no se cambia, pero de hecho es un cordón, que se entrelaza hacia atrás y hacia adelante en el tiempo para tejer y unir nuestros momentos pasados y futuros . . . Un yo individual es un Tardis, una máquina del tiempo; se te puede tragar y escupirte en otro sitio. (Charles Ferneyhough, The Baby in the Mirror: A Child's World from Birth to Three; Londres: Granta, 2008, p. 129).

Las expresiones de pasmo ante la inmensa capacidad del pensamiento humano también se prestan a objeciones:

Objeción 1: No es para tanto. ¿Cómo va a ser tan pasmante y tan difícil, si todo el mundo puede hacerlo, incluso los niños?

Esta objeción profana no tiene peso en las comunidades científicas. La ciencia cognitiva ha mostrado repetidamente que comportamientos humanos aparentemente simples son mucho más complicados de lo que podríamos imaginar, y que nuestras teorías populares que supuestamente los explican son erróneas desde el principio en muchos aspectos. Está bien reconocido que las amplias capacidades de la mente humana son un problema de primera magnitud: están mucho más allá de las capacidades de otras especies, y no hay un consenso científico sobre qué es lo que las hace posibles.

Objeción número 2: ¿No nos construye la evolución de manera que nuestras acciones de aquí-y-ahora tengan consecuencias a largo plazo? No proporciona el instinto una conexión entre el aquí-y-ahora y el resto de nuestras vidas?Sí que lo hace. El instinto hace que la ardilla entierre nueces y que el ser humano desee a un miembro del sexo opuesto sin necesidad de pensar en el hambre o en nietos preciosos. Pero no es ésa la cuestión. La cuestión es, cómo puede un ser humano pensar en una red de conexiones tan amplias, incluyendo los estados pasados y futuros de su propia mentes y las mentes de otros seres humanos.

Objeción 3: ¿Y la memoria? ¿No soluciona la memoria al menos el problema de la continuidad a través del tiempo?¿No trae la memoria el pasado el presente?No tan rápido. La memoria está por supuesto sólo en el presente, y un recuerdo particular está sólo en el presente, aunque parece como si el recuerdo detallo entrara volando viniendo desde hace mucho tiempo, llevado a nuestras mentes presentes por los vientos de antaño. Tanto nuestra memoria como sistema y el recuerdo particular que experimentamos son acontecimientos biológicos presentes. El universo no se dobla hacia atrás sobre sí mismo cuando recordamos, para hacer que dos tiempos diferentes se interseccionen en uno. Esta sensación de la intersección del pasado y del presente—una de las principales apoyaturas de la vida y del arte, desde Homero a Proust, de las brujas de Macbeth al Dr. Who, es una ilusión adaptativa.

[JAGL: Pensemos en la noción de distorsión retrospectiva o hindsight bias: siendo que el pasado es un producto del presente, evidentemente se adecúa a las funciones presentes de ese pasado].

Objeción 4: ¿Realmente somos tan especiales? ¿No dan señale otros animales de pensar más allá del aquí-y-ahora?
Esta objeción es muy seria e importante. Los estudios sobre esta cuestión son fascinantes: Hay sugerencias de que los perros tienen algunas habilidades sociales semejantes a las humanas (Hare & Tomasello 2005); que las ratas tienen algún sistema memorístico semejante a la recuperación de recuerdos (Fortin, Wrigth & Eichenbaum 2004); que los arrendajos de matorral tienen algo semejante a la memoria episódica (Coayton & Dickinson 1998); que los chimpancés tienen alguna comprensión de que sus compañeros de especie tienen objetivos, intenciones, percepciones, y conocimiento (Call & Tomasello 2008; Tomasello, Call, & Hare 2003); que Santino, el chimpancé de un zoo sueco, almacena rocas como parte de un plan para tirárselas luego a los visitantes humanos (Osvath 2009), y así sucesivamente. Hay muchos datos para defender la forma débil de esta objeción, y es previsible que la ciencia vaya avanzando poquito a poco aquí y allá, desarrollando nuestra comprensión de lo que pueden hacer mentalemente otras especies. Pero la forma fuerte de esta objeción no tiene patas en que apoyarse. Los impresionantes logros de miembros de otras especies tienen límites serios que los seres humanos pulverizan sin esfuerzo, desde una edad temprana, sin ayuda de una especie más avanzada.

¿Qué es lo que hace posible la inmensa capacidad del pensamiento humano? En otro lugar (Fauconnier y Turner 2002, Turner 2003-2009) hemos sostenido que los animales no humanos poseen impresionantes capacidades de integración conceptual en estado rudimentario, pero que los seres humanos tienen una forma avanzada, llamada "mezcla de doble campo" o "de doble ámbito". Se ha sostenido (Turner 2008, Turner 2004, por ej.) que la mezcla de doble ámbito posibilita la gran capacidad del pensamiento humano. La mezcla de doble ámbito nos da la capacidad de concebir otras mentes plenamente, y de comprender redes conceptuales extendidas que de lo contrario quedarían fuera de nuestra cognición. Estas redes conceptuales extendidas tienen complejas "relaciones vitales" circulando por toda la red: relaciones de tiempo, espacio, causa-efecto, representación, la analogía y desanalogía, el cambio, la identidad, el carácter único de algo, etc.

Lo que sigue aquí es una brevísima exposición de lo más central de esta hipótesis.



La escala humana

Un ser humano en el momento presente de su situación espacial tiene, como cualquier mamífero, un cerebro que se halla en determinado estado de activación, con sistemas integrados para la afección, la percepción, la inferencia y la interpretación. Los cerebros humanos están construidos de modo que conciben escenarios que se hallan a escala humana. A escala humana
- funcionamos en el marco de ámbitos espaciotemporales limitados.
- dividimos nuestros campos sensoriales entre objetos y acontecimientos
- interactuamos localmente con los objetos
- reconocemos a algunos de esos objetos como agentes
- interactuamos con algunos agentes en actividades que siguen esquemas ordenados: comer, moverse, pelear, aparearse.
En sustancia eso es para lo que estamos construidos. En cierto sentido, es lo que somos.

Para las otras especies, esta escala, o una similar a esa, parece ser básicamente la historia completa de la existencia. Ningún animal no humano, por ejemplo, parece ser capaz de comprender que otros animales tienen creencias, o cuáles podrían ser esas creencias. No hay ningún animal no humano que parezca capaz de preguntarse cómo sería su vida si hubiese hecho algo diferente hace diez años. Ningún animal no humano parece ser capaz de preguntarse qué le sucederá a su descendencia todavía inexistente.

Los seres humanos, en cambio, tienen

- un concepto de sí mismos como poseedores de una identidad personal característica y que transcurre en el tiempo;
-
 concepciones según las cuales otros agentes poseen asimismo identidades personales características y que transcurren en el tiempo;
- concepciones según las cuales otros agentes poseen en el tiempo el sistema estándar de los elementos de la psicología popular, es decir, emociones, objetivos y creencias que guían las acciones y reacciones.
- un concepto de su yo que incluye relaciones con la psicología de los otros, y recíprocamente, concepciones de esos otros como poseedores a su vez de conceptos del yo que contienen relaciones con la psicología de uno mismo, es decir, del sujeto que está concibiendo a esos otros en primer lugar.
- Un concepto del yo y de la identidad personal propia como algo que habita de modo muy imbricado tanto el pasado como el futuro.

Es un problema científico de primer orden el que los seres humanos sean la única especie que parece capaz de pensar y sentir más allá de los límites de la escala correspondiente a su especie. La escala humana es fundamental para el pensamiento y el sentimiento humanos, pero vamos más allá de nuestra escala de modos tan completamente diferentes de los miembros de otras especies, que eso nos sitúa en una galaxia diferente del pensamiento y de la sensación. Somos como el Dr. Who, que puede usar su Tardis para moverse a través de ámbitos diferentes del espacio y del tiempo que superan ampliamente la escala humana. Los seres humanos tienen un Tardis mental, un Tardis interno. Aquí tratamos de nuestro Tardis mental.


La escala de la red

La hipótesis que aquí se propone es que nuestra capacidad de mezcla conceptual de ámbito doble nos da la capacidad de inmensas extensas redes conceptuales con extensas relaciones vitales que no obstante están ancladas en escenas a escala humana. La escala de la red puede ser muy amplia aunque la escala humana no lo sea, porque la escala de la red está anclada en la escala humana. La mezcla a escala humana contenida en la red nos proporciona una plataforma, un andamio, una base cognitiva familiar, desde la cual abarcar, gestionar, manipular, transformar, desarrollar y manejar la red. El anclaje a escala humana en la red puede conseguirse mezclando elementos conceptuales de la red en una escena a escala humana o confiscando para la red alguna estructura mental que ya esté a escala humana, y mezclando con ella el resto de la red. Es importante observar que una vez hemos mezclado estructuras conceptuales para crear una nueva mezcla que tenga propiedades a escala humana, esa mezcla se halla ahora, para nosotros, a escala humana, y puede usarse como anclaje para redes futuras. Estas nuevas mezclas a escala humana se convierten en una segunda naturaleza para nosotros, y la mezcla es recursiva: mezclas empaquetadas a escala humana se convierten en el material de entrada para nuevas redes. Lo que antes estaba más allá de la escala humana ahora está empaquetado a escala humana. Lo que cuenta como una escala humana se extiende repetidamente a lo largo del tiempo de una vida. Por dar un ejemplo, el concepto de escritura resulta de mezclas de doble ámbito (Fauconnier y Turner 2002). Las redes de integración conceptual relativas a la escritura parecen tener como máximo 8.000 años. Por tanto tiene que haberles costado a las culturas decenas de miles de años el inventar las redes necesarias para la escritura, y un niño de hoy, con apoyos y una compleja tutela cultural, todavía ha de dedicar un tiempo y esfuerzo considerables a construir la mezcla relevante a escala humana y su red. Pero una vez se ha adquirido la red, parece natural, inevitable, carente de esfuerzo. Se hace difícil si no imposible el mirar unas inscripciones determinadas y ver sólo incripciones, no palabras. El trabajo de integración conceptual necesario para comprender la escritura requiere elementos conceptuales que se dan a escala de red, y crea una mezcla a escala humana para la red, de modo que nos podamos agarrar a esa red conceptual.

La capacidad del pensamiento humano es la escala de red, aunque estemos construidos para la escala humana, porque la mezcla de ámbito doble proporciona anclajes a escala humana a amplias redes de integración conceptual.


Empaquetando a escala humana el universo conocido

Hacia el final de la versión fílmica de su presentación de diapositivas sobre el calentamiento global, Al Gore presenta una imagen de la Tierra, el punto azul claro fotografiado desde cuatro mil millones de millas de distancia en el espacio. Explica,

Todo lo que ha sucedido jamás en toda la historia humana ha sucedido en ese punto. Todos los triunfos y las tragedias, todas las guerras y hambrunas, los grandes avances. Eso es lo que está en juego—nuestra capacidad de vivir en el planeta Tierra, de tener un futuro como civilización.

Al concluir, asevera Gore:

Bien puede ser que las generaciones futuras tengan ocasión de preguntarse, "¿En qué estabn pensando nuestros padres? ¿Por qué no se despertaron cuando tenían la oportunidad?" Tenemos que ser capaces de oír esa pregunta suya ahora.

Gore nos incita a activar vastas redes de integración conceptual que se dan a escala de vastas redes: una distancia de cuatro mil millones de millas, y toda la historia humana más el futuro. Pero, mediante el uso de la fusión conceptual de doble campo, podemos empaquetar esta red a escala humana.

Primero, el espacio queda empaquetado a escala humana. Tenemos una noción corpórea de la visión, a escala humana, tomada de nuestra experiencia visual local, según la cual cuanto más nos alejamos de un objeto, menor es el ángulo que ocupa en nuestro campo de visión. Esta es una estructura conceptual a escala humana. Gore también nos incita a activar la estructura conceptual del universo, con la Tierra en algún punto del mismo. La incompatibilidad de estas estructuras conceptuales es evidente. Sólo para empezar, los seres humanos no pueden irse a cuatro mil millones de millas de la Tierra para echar un vistazo. Pero podemos proyectar nuestras intuiciones visuales locales a la mezcla empaquetada, y en la mezcla podemos ver la Tierra desde cuatro mil millones de millas de la misma manera que podríamos ver un pájaro en un árbol. En la mezcla, la Tierra se convierte en una cosa pequeña y frágil, sometida a nuestra acción, que evoca una responsabilidad local.

Segundo, el tiempo queda empaquetado a escala humana. Descendientes no nacidos—miles de millones de ellos—nos están hablando, y los oímos. Hay razones por las cuales podríamos no oírlos: no existen; son demasiados; están distribuidos por toda la Tierra; se extienden a lo largo de muchas generaciones; no todos hablan inglés; podrían no estar hablando siquiera, sino escribiendo o pensando, etc. Pero ahora, en la mezcla empaquetada que sirve de anclaje a la red, todos los individuos de las generaciones futuras están empaquetados en una voz humana, la voz de nuestro hijo. La estructura emergente de la mezcla empaquetada es sorprendente: ahora, en la mezcla, cada uno de nosotros puede oír voces de nuestros descendientes, aunque de hecho algunos de nosotros, en realidad no tenemos hijos siquiera. Y oímos su pregunta ahora.

Este milagro conceptual—anclar una inmensa escala de red a una escala humana—es un juego de niños para los seres humanos. Este juego de niños es lo que nos separa de todas las demás especies. Cada niño humano nace siendo un genio.



Lista de referencias


Call, J., and M. Tomasello. "Does the Chimpanzee Have a Theory of Mind? 30 Years Later." Trends in Cognitive Science 12 (2008): 187-192.

Clayton, N. S., and A. Dickinson.  "Episodic-like Memory During Cache Recovery by Scrub Jays." Nature 395 (1998): 272-272.

Damasio, Antonio. The Feeling of What Happens: Body and Emotion in the Making of Consciousness. New York: Harcourt, 1999.

Fauconnier, Gilles, & Mark Turner. The Way We Think: Conceptual Blending and the Mind's Hidden Complexity. New York: Basic Books, 2002.

_____. "Conceptual Integration Networks." Cognitive Science 22.2 (1998): 133-87. Expanded web version, 10 Feb. 2001.
http://www.inform.umd.edu/EdRes/Colleges/ARHU/Depts/English/englfac/Mturner/cin.web/cin.html

Ferneyhough, Charles. The Baby in the Mirror: A Child's World from Birth to Three. London: Granta, 2008.

Fortin, N. J., S. P. Wright, and H. Eichenbaum. "Recollection-like Memory Retrieval in Rats is Dependent upon the Hippocampus." Nature 431 (2004): 188-191.

Hare, B., and M. Tomasello. "Human-like Social Skills in Dogs?" Trends in Cognitive Science 9 (2005): 439-444.

Neisser, Ulric. "Five Kinds of Self-Knowledge." Philosophical Psychology 1 (1988): 35-58.

Osvath, Mathias. "Spontaneous Planning for Future Stone Throwing by a Male Chimpanzee." Current Biology 19.5 (2009): R190-R191.
    doi:10.1016/j.cub.2009.01.010

Sherrington, Charles Scott (Sir). Man on His Nature. [The Gifford Lectures, Edinburgh, 1937–1938]. New York: Macmillan Co.; Cambridge: The University Press, 1941.
_____. Man on His Nature. New York: New American Library, 1964.

Tomasello, Michael, Joseph Call, and Brian Hare. "Chimpanzees Understand Psychological States – The Question is Which Ones and to What Extent." Trends in Cognitive Science 7.4 (2003): 153-156.

Tulving, Endel. "Memory and Consciousness." Canadian Psychology 26 (1985): 1-12.

_____. "How many memory systems are there?" American Psychologist 40.4 (1985): 385-398.

Turner, Mark "The Mind is an Autocatalytic Vortex." In The Literary Mind. Vol. 24 (2008) of REAL: Yearbook of Research in English and American Literature. Ed. Jürgen Schlaeger. Tübingen: Gunter Narr Verlag, 2008.
_____. "The origin of selkies." Journal of Consciousness Studies 11.5-6 (2004): 90-115.
_____. The Blending Website. 2003-2009.
    http://blending.stanford.edu




 (Discontinued. See Blending and Conceptual Integration http://markturner.org/blending.html )
_____. Cognitive Dimensions of Social Science: The Way We Think About Politics, Economics, Law, and Society. New York: Oxford UP, 2001.
_____. The Literary Mind: The Origins of Language and Thought. New York: Oxford UP, 1996.



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Respuestas a los comentarios, 26 de agosto de 2009


Salve al Centro Nacional de las Humanidades y a Gary Comstock, editor de On the Human, por establecer este Foro Digital—en sí mismo una mezcla, una mezcla de marcos, del antiguo Foro Romano, y de nuestra red académica contemporánea que es tan diferente. Hay que dar la bienvenida a On the Human como un lugar imaginativo para discutir estas cuestiones tan importantes.
En los primeros tiempos, califiqué a la teoría de la mezcla de embriónica. A estas alturas cientos de personas han participado ya en su desarrollo. Los comentadores de este Foro han propuesto nuevas líneas de desarrollo. Sería un resultado excelente del Foro si la comunidad de investigadores retomase algunas de estas propuestas.

Johnson da en el clavo al describir la teoría de la integración conceptual como, entre otras cosas, un intento de explicar nuestra capacidad de pensamiento abstracto "sin presuponer sistemas separados que supuestamente no tendrían relación con nuestra interacción corporal con el entorno". Stjernfelt está de acuerdo con la necesidad de explicar la abstracción. Danesi nos recuerda que otros pensadores, como Vico, intentaron explicar esta singularidad mental humana y, al hacerlo, ofrecieron ideas que tienen utilidad potencial para la teoría de la mezcla. Booth nos muestra sugestivas mezclas poéticas y sostiene que la poesía es una intensificación de la vida imaginativa, en la que se forman mezclas comprimidas.

Freeman observa que, en la teoría de la integración conceptual, hay todo tipo de razones para considerar que el arte tiene un lugar de primera categoría en el origen de los seres humanos cognitivamente modernos. Sí: el arte es un gran florecimiento de la capacidad generalizada de nuestra especie para producir mezclas de doble campo, y demuestra las maneras en que unas capacidades de mezcla avanzadas nos han posibilitado el evolucionar culturalmente, a un ritmo cultural más que evolutivo. Las operaciones mentales humanas no parecen haber evolucionado de modo significativo durante los últimos cincuenta, sesenta o setenta mil años, pero durante ese tiempo se ha inventado la mayor parte de lo que consideramos que define nuestra humanidad, con frecuencia siguiendo el camino abierto por el arte.

Fernyhough indica la necesidad de comprender mejor el desarrollo ontogenético de la capacidad de doble campo, y observa que duda que quiera yo dar un toque nativista al decir que "cada niño humano nace siendo un genio". "¿Nace siendo un genio? pregunta Fernyhough. "Quizá. Pero me parece que nuestra mejor oportunidad de ver cómo es posible la mezcla de doble campo es examinando cóo se desarrollan los niños en los primeros tres años aproximadamente de su vida—cómo esas dotes innatas se estiran, se aumentan, y se reconfiguran a fondo con la experiencia externa aquí en el mundo". El niño nace siendo un genio en tanto en cuanto que entra en la vida con la capacidad de efectuar mezclas avanzadas, pero todavía no con sus productos culturales. El niño despliega esta capacidad; la cultura está lista para alimentar al niño, interactivamente, con las redes específicas de integración conceptual que ha desarrollado. Se construyen las redes de integración conceptual: son redes de arriba abajo. A menudo, como sucede al aprender los números, la construcción de unas mezclas avanzadas depende de la construcción previa de otras, y una mezcla sirve de input para l otra mezcla posterior. El niño necesita tiempo para avanzar a través de semejantes secuencias de desarrollo.

Pavel observa, correctamente, que sería un desacierto—al profundizar en el examen del modo en que pensamos—dejar a un lado la comprensión cotidiana de la mente, despreciándola. La "psicología popular", llamada a veces "psicología del sentido común", es un término técnico en ciencia cognitiva. Se refiere al hecho de entender a los seres humanos como poseedores de creencias, deseos, y objetivos. Quizá fuese mejor emplear otro término. Aun cuando hay cognitivistas y filósofos, como Paul Churchland, que sí sostienen que la psicología popular está profundamente equivocada, ésta es ya de por sí un pasmoso logro conceptual—que está restringido a los seres humanos, y que depende en gran medida de las mezclas de doble campo al concebir otras mentes e incluso la propia mente. Actualmente no existe un consenso sobre cómo sacar partido a la psicología popular traduciéndola a otras explicaciones científicas más elaboradas.

Tanto Herman como Pleshakova, de manera suplementaria, enfatizan la importancia que tienen las redes como nichos. Al ser capaces los seres humanos de efectuar integraciones de doble campo, son capaces de crear cultura—conceptos, artefactos y comportamientos que no son extensivos a toda la especie y que no vienen simplemente inducidos por rasgos variables del entorno, sino que antes bien se conciben en un tiempo cultural en determinadas comunidades, y se transmiten a otros miembros de la comunidad, sobre todo a los descendientes, de maneras que se puedan mantener y desarrollar rápidamente aun cuando mueran todos los anteriores miembros de la comunidad. Los seres humanos crean y transforman nichos culturales resistes a la velocidad del rayo. Es ésta una singularidad humana: en lo referente a otras especies, si es que acaso hay cultura en este sentido, es extremadamente escasa, frágil, y estrechamente ligada a un andamiaje mental básico. Cuando no podemos hallar terreno común con otros mentalmente, no es porque no compartamos las mismas operaciones mentales básicas, sino porque no compartimos todas las redes culturales necesarias. Por suerte, dado que todos somos "de los de doble campo", hay esperanzas de que incluso a una edad avanzada pueda adquirirse una comprensión entre nichos distintos, mediante las mezclas. Herman enfatiza además, algo importante: la manera en que el pensamiento humano acerca del aquí-y-ahora conlleva el uso de complejas redes de inegración conceptual.

Deal comenta de modo elocuente las maneras en que la teoría de las mezclas y su análisis del empaquetamiento y desempaquetamiento conceptual proporcionan instrumentos para analizar redes conceptuales en el terreno de la religión. Harrell hace una observación crucial sobre la investigación futura sobre tales redes y nichos culturales: si nuestras identidades son imaginativas, y resultan de la mezcla conceptual, entonces la teoría de las mezclas podría, presumiblemente, ayudar a "elucidar los tipos de ideologías, relaciones sociales, configuraciones políticas, y conflictos globales que dan lugar a nuestra experiencia cotidiana vivida como humanos". Agradezco de modo particular su observación de que al imaginar las mentes de animales no humanos, nos basamos en la contrafactualidad y en la no analogía: el imaginarse esas mentes siempre conlleva una red de integración conceptual que tiene como input nuestra idea de nuestra propia mente, y las cruciales relaciones de contrafactualidad y de no analogía ayudan a estructurar la red. La propuesta de Harrell de usar la teoría de las mezclas para analizar nuestra comprensión de las identidades de otras personas, otros animales, y de las máquinas, es atrayente.

Stjernfelt nos recuerda, atinadamente, que el estudio de las mezclas de doble campo debe realizarse de modo simultáneo en el marco de la singularidad humana y en el marco que proporciona el evolucionismo, y que estos dos marcos sólo se contraponen de modo superficial. La capacidad de efectuar mezclas de doble campo parece ser común a toda la especie. Su emergencia fue un acontecimiento plenamente evolutivo. El hecho de que nos proporcionara la capacidad mental para establecer una extraordinaria discontinuidad con otras especies no lo hace menos evolutivo. También resalta Stjernfelt que, para ser posible, la mezcla de doble campo debe basarse en una amplia gama de capacidades animales que se hallan en la línea evolutiva de nuestros ancestros. Pero qué diferencia proporciona ese pequeño paso: nos da la capacidad de desarrollar mundos conceptuales sólidos e inventivos en un tiempo cultural, y ésa es la fuente de nuestra discontinuidad con otras especies. 
Cienki señala un terreno muy rico para estudiar de las mezclas que se ha desarrollado en los últimos años: los gestos usados juntamente con el habla. "Una cosa que me resulta fascinante es cómo no sólo los artefactos culturales (la escritura, los relojes, y otros ejemplos comentados en Fauconnier y Turner 2002) muestran integraciones conceptuales que empleamos al usarlos, sino que nosotros mismos realizamos mezclas de modo visible cada vez que empleamos lenguaje hablado o de gestos". Su repaso al trabajo actual sobre gestos, signos y mezclas es una pequeña introducción valiosísima. Recomiendo el estudio de los gestos con el habla a modo de laboratorio a cualquier estudioso interesado en ciencias cognitivas que esté buscando una área de especialización. Proporciona muchos temas de tesis en potencia—gratis para un buen hogar que los acoja.

Los comentadores plantearon diversas cuestiones que a menudo se debaten en teoría de las mezclas, y es bueno verlas de nuevo en el Foro. Comento aquí algunas de ellas.

Otros animales, el "carácter especial", la hubris, la teleología. (RohrerHerman, y otros). Cuando doy clases o conferencias, a menudo incluyo excursos sobre las sorprendentes capacidades de otros animales. Con frecuencia, en los congresos y mesas redondas, me toca hacer el papel de recordar a los participantes lo flojos que somos en diversos sentidos, mentalmente hablando, comparados con otras especies, y cómo nos faltan, sin más, algunas de sus capacidades. Explico cómo incluso en lo tocante a las capacidades mentales en las que descollamos, nos hallamos en una escala gradual con respecto a otros animales, no en una galaxia separada. La única vez que en el artículo en cuestión uso la palabra "especial" era para hacer una caricatura de la típica objeción, "¿Somos realmente tan especiales?" Mejor palabra es "diferentes". La palabra usada en la iniciativa del Centro Nacional para las Humanidades que subyace a On the Human es "singularidad", y es el mejor término, me parece, sólo que es un vocablo técnico. Diferentes personas pueden preferir vocabularios diferentes, pero los hechos no están sujetos a controversia. Tenemos una cultura extremadamente sólida; la evolución cultural es mucho más rápida que la evolución biológica; somos inmensamente creativos en el sentido de que inventamos conceptos y actividades nuevos que no se dan en toda la especie; podemos imaginar a grandes escalas. Esto son hechos. Desde sus comienzos la teoría de mezclas ha recordado explícitamente al público que la discusión en torno a las singularidades humanas de alto nivel parece provocar malinterpretaciones teleológicas sobre nuestro status evolutivo, algunas incluso en tono triunfante, pero que a estas malinterpretaciones hay que cortarles el paso nada más que desembarquen. La capacidad de efectuar mezclas de doble campo es un desarrollo evolutivo. Parece haber sido adaptativo. La teoría de las mezclas rechaza todo tipo de marco triunfalista o teleológico. De hecho, hay muchos que piensan que el experimento evolutivo que produjo seres humanos cognitivamente modernos—probablemente no hace ni siquiera cien mil años, un abrir y cerrar de ojos a escala evolutiva—esta condenado al estrellarse e incendiarse, no solo en lo que nos afecta a nosotros, sino con considerables daños colaterales para otras especies. No se trata aquí de triunfo ni de teleología, sino más bien de nuestras singularidades, y es importante recordar que la investigación de las singularidades humanas presenta dificultades técnicas especiales, algunas de las cuales tienen que ver con el lugar de otros animales en la investigación comparativa. Con frecuencia aceptamos tomar drogas porque se han probado en animales. Nuestro razonamiento depende de la creencia en que, en lo referido a los sistemas en cuestión, los animales de laboratorio tienen una biología análoga a la nuestra. Sin duda, en todo estudio científico de seres humanos es buena idea buscar "modelos animales" potentes. Pero es crucial recordar que en lo referente a la cognición de alto nivel—el arte, la religión, la gramática, la comprensión matemática, la creatividad, la investigación científica, etc.—no hay modelos animales potentes. Los castores, los collies de la frontera y las lechuzas hacen cosas increíbles, cosas que es importante entender, pero no proporcionan modelos para las singularidades humanas. Todos los animales existen en redes ecológicas en las cuales sus acciones tienen consecuencias remotas, simplemente por el hecho de que tengan metabolismo, reproducción y habitáculos. La construcción de presas por parte de los castores es sólo un caso especialmente visible y memorable de tales influjos medioambientales. Pero no hay datos que lleven a creer, por ejemplo, que los castores diseñen, o piensen sobre estas redes extensas de importancia intergeneracional, o de que sean conscientes de ellas mentalmente en tanto que tales redes, y es innegable que no conciben, contemplan, planifican ni instalan redes inventivamente diferentes en un tiempo cultural. No tenemos todas las capacidades que tienen otros animales, y las redes que habitan los animales no humanos no son totalmente accesibles, en algún caso no son casi accesibles, desde nuestras capacidades humanas; pero esos animales no tienen una cognición humana de alto nivel. Los gatos son un excelente modelo animal para estudiar la visión humana, pero no pintan, y no piensan a escala de red. Es un hecho que en efecto estamos muy por delante de otros animales en cuanto a la capacidad de pensamiento.


El sustrato neurobiológico (Brandt, Benzon, Rohrer). Un hilo de respuestas a los comentarios pregunta por el sustrato neurobiológico de la mezcla. Con anterioridad he publicado algunas especulaciones elásticas sobre ese sustrato:

(1) Antonio Damasio, en El error de Descartes, plantea la idea de "neuronas corredores" que podrían conectar lo que concebimos como grupos neuronales separados, subyaciendo a disposiciones conceptuales subyacentes que se hallen enfrentados.

(2) Lo que ahora llaman la "fiebre de las neuronas espejo" ha conducido naturalmente a ideas de que las neuronas espejo (y quizá las neuronas canónicas) puedan subyacer a las mezclas del yo y de los otros. 

(3) La integración conceptual podría ser una hipertrofia de la intergración perceptual: los mecanismos neurales de la integración perceptual podrían sido reclutados y expandidos por la evolución biológica, dando lugar a una capacidad computacional que posibilita las mezclas de doble campo. La integración perceptual, llamada el "problema de la ligazón", es posiblemente la mayor cuestión abierta hoy en neurociencia.

(3) La sinestesia, o, de modo más general, las conexiones cruzadas, podrían proporcionar un modelo neurobiológico útil para explicar las mezclas. V. S. Ramachandran, Edward Hubbard, y otros han trabajado en la neurobiología de la sinestesia y han sopesado su contribución a integraciones conceptuales que impliquen lazos metafóricos. Stephen Mithen, en La prehistoria de la mente, también ha tenido en cuenta las conexiones cruzadas. La sinestesia es un topo de ligazón neural en ámbitos restringidos. Quizá pudo evolucionar para transformarse en una capacidad que no está restringida a ámbitos conceptuales particulares.

(5) Hay otras capacidades restringidas a un ámbito concreto que tienen aspecto de incluir integración, por ejemplo el juego de persecución, una especie de simulación de agresión, que claramente es bastante común en todo el mundo mamífero para las especies depredadoras. Durante el juego de persecución, los progenitores y su descendencia activan simultáneamente esquemas motores, esquemas de atención, y estructuras motivacionales que pertenecen a dos ámbitos incompatibles, como son el de progenitores-descendencia y cazador-presa. Quizá los circuitos neurales que subyacen a la ligazón, a la sinestesia, o a las mezclas de finalidad específica como la que encontramos en el juego de la persecución fueron las que echaron la pelota a rodar en el avance hacia la modernidad cognitiva plena.

Parece subyacer a los comentarios sobre el sustrato neurobiológico una presuposición que yo no comparto, a saber, que nuestra tecnología de obtención de imágenes del cerebro esté siquiera remotamente cerca de permitirnos detectar la mezcla de doble campo como tal. Me encanta la técnica de imágenes cerebrales; este año lo estoy pasando como parte de un triple equipo de investigación sobre mejora de procesos que diseña y lleva a cabo un conjunto de experimentos sobre el comportamiento, y todo el equipo ha trabajado mucho para hacer que los experimentos se adapten a los límites prácticos del potencial cerebral evocado y a las rigurosísimas limitaciones existentes para las técnicas IRMf (imágenes por resonancia magnética funcional). Algunos de esos experimentos con IRMf los llevaremos a cabo a través del Centro de Estudios Neuroeconómicos. Naturalmente, haremos lo que podamos, y la esperanza es lo último que se pierde. Pero en ciencia cognitiva es mejor no dejarse llevar por el entusiasmo con los métodos más modernos. La obtención no invasiva de imágenes cerebrales neurotípicas sólo tiene un par de décadas de antigüedad, y es extremadamente tosca. ¿Qué necesitaríamos, en representación de imágenes cerebrales, para ser capaces de detectar la mezcla, frente a otros tipos de actividad neuronal? Hay que tener presente que la mezcla parece operar a través de todos los dominios conceptuales, y de manera constante. Doy por supuesto que muy pocos de los intentos de mezcla del cerebro pasan siquiera del estadio inicial, muy pocos de ésos se ajustan de hecho a los principios constitutivos o de optimidad, muy pocos de ésos tienen efectos en el pensamiento, muy pocos de ésos tienen acceso a la acción, y  sólo la más diminuta fracción llegan a ser accesibles a la consciencia. Las imágenes IRMf tan seductoras que aparecen en las solictudes de ayudas a proyectos de investigación son seductoras en parte porque la mayoría de los lectores ignoran cómo se obtienen. Son mediciones toscas del paramagnetismo de la hemoglobina relativamente desoxigenada. La IRMf es una respuesta BOLD, siglas que significan "dependiente del nivel de oxígeno en sangre".  A dos de los científicos que ayudaron a desarrollar las IRM les dieron el premio Nobel, y son fantásticas para detectar qué parte del hombro se estropeó el guerrero del domingo al lanzarse a por la pelota de tenis. Pero aplicadas al cerebro, siguen siendo una imagen de flujo sanguíneo, no de actividad neuronal. Tienen una alta proporción de ruido frente a señal. Los resultados que se presentan en esas imágenes coloreadas derivan de muchas repeticiones y luego de una nivelación y obtención de medias estadísticas, a veces con eliminación de datos masiva. Hay quien sostiene que la IRMf se correlaciona más con el input que con el output. Actualmente, la IRMf tiene muchas limitaciones e incertidumbres excepcionalmente serias. Si preguntamos,"¿dónde tiene lugar la integración conceptual en las partes del neocórtex en las cuales puede detectarse actividad con la IRMf?, una respuesta así a bote pronto sería "en todas partes". Y si preguntamos, "¿cuándo tiene lugar la integración conceptual en esas partes del neocórtex en las cuales puede detectarse actividad con la IRMf? la respuesta a bote pronto sería "siempre". Es difícil ver, entonces, cómo las actuales técnicas IRMf podrían ayudar en modo alguno a la comprensión de la mezcla conceptual. Rohrer sigue, supongo, una buena pista al pedir avances en neurofisiología cognitiva, más bien que en neuroanatomía cognitiva. Los procesos neurofisiológicos serán muy importantes; pero no está claro aún en qué medida vayan a poder ayudar las técnicas de localización anatómica, aunque sean mejores. Por supuesto me encantó la invención del IRMf, es una adición útil al arsenal de enfoques indirectos sobre la actividad mental; y todos esperamos que se inventen constantemente métodos nuevos y mejores. En concreto, sería fantástica una IRMf que fuese ecológicamente válida—esto es, con medidas tomadas cuando la gente esté inmersa en una actividad ecológicamente válida, no quietos, en silencio, solos, tumbados en un tubo claustrofóbico, siguiendo un protocolo experimental de bata blanca, a menudo sujetos con almohadillas y mordiendo una barra para eliminar el movimiento—pero no es fácil pensar de manera optimista que nuevos tipos de imágenes cerebrales en las próximas décadas nos vayan a proporcionar conocimiento del sustrato neuronal de las mezclas.

Plus ça change, plus c'est la même chose: cuando era yo estudiante de neurobiología, a principios de los 70, la idea parecía ser que si aprendíamos lo suficiente sobre la fontanería del asunto, de algún modo   se desprendería de allí una teoría del pensamiento. Así que estudiábamos bombas de iones, la mielinación, los umbrales, y los impulsos de los axones, por no hablar de la neuroanatomía, pero nunca nada parecido a la invención, a la consciencia, la concepción de la identidad personal, la comprensión de otras mentes, o el lenguaje siquiera. Naturalmente, de esta investigación sobre tuercas y tornillos no se desprendía fácilmente una teoría del pensamiento, y la vanguardia de la neurociencia cognitiva se convirtieron en teorizadores de la mente, para aprender qué deberían buscar los neurólogos en todas esas tuercas y tornillos. Hasta ahora, las aportaciones han sido mayormente asimétricas, desde la teoría de la actividad mental (como el lenguaje) hacia la neurociencia. Lo que más bienvenido sería sería una dirección en la cual la neurociencia pudiese contribuir a desarrollar la teoría de las mezclas, y a especificar la evolución neurobiológica que la hizo posible. Escribe Roher, "De modo que podría ser cierto que los seres humanos han evolucionado para adquirir una capacidad única de integración de doble campo, pero si es así yo quiero saber cómo y por qué los cerebros y estructuras sociales de primates, delfines, y otros mamíferos, no son capaces de sustentar y alimentar tales integraciones, y quiero que la neurofisiología me dé una historia clara sobre la manera en que el árbol de la vida da lugar primero a cosas como los esquemas de imágenes, luego a cosas como las mezclas de campo simple, y luego a las mezclas plenas de doble campo." Sería magnífico, si existe. Pero esta petición me recuerda un episodio de la primera parte de Enrique IV:

Glendower: Puedo invocar espíritus de las vastas profundidades.

Hotspur: Sí, yo también, y cualquiera; 
¿pero vienen cuando los invocas?

Al no tener la neurociencia necesaria, ni técnicas de observación eficaces, ni una máquina del tiempo, no está claro aún cómo podríamos invocar tales vastos espíritus de las profundidades evolutivas, ni, aunque pudiésemos, qué conocimiento nos proporcionaría eso sobre el modo de operar de la mezcla conceptual.

Explicaciones y preducciones (Cánovas, Rohrer, Brandt, Tobin). Hay una vasta literatura en filosofía de la ciencia relativa a la explicación y la predicción. Es imposible decir aquí algo más que unas pocas palabras. (Pero ver Fauconnier, Gilles, "Methods and Generalizations", en Cognitive Linguistics: Foundations, Scope, and Methodology, ed. T. Janssen y G. Redeker, La Haya: Mouton de Gruyter, 1999, págs. 95-127). El método central de la explicación científica es la generalización a partir de los datos: se plantea una teoría (en forma de generalizaciones eficaces) y luego se somete a prueba su aplicabilidad general a datos aparte de los inicialmente utilizados para pensar la teoría. Las leyes del movimiento de Newton, por ejemplo, se ajustan a esta caracterización de teoría, explicación, y predicción. La teoría de la integración conceptual también se ajusta a esta caracterización. Por ejemplo, en "Rethinking Metaphor", Fauconnier y yo hacemos asertos derivados de la teoría de las mezclas, al efecto de que para determinadas comunidades (muy amplias), hay una amplia red de integración conceptual para la comprensión del tiempo, y que contiene ciertas redes de integración conceptual menores organizadas en base a determinadas relaciones vitales, proyecciones, y compresiones que siguen las líneas de los principios de la mezcla tal como los plantea nuestra teoría. Aseveramos que nuestro conjunto de generalizaciones se ajusta a los datos de modo muy amplio, eficiente, y útil. Aseveramos que esta teoría capta una amplísima gama de concepciones, expresiones, y acciones de los seres humanos, y que es una base para comprendernos unos a otros, y que los seres humanos continuarán usándola en el futuro de modo muy amplio para concepciones, expresiones, acciones y comprensiones. También mostramos que en lo referente a amplias categorías de estas concepciones y expresiones, las teorías rivales que no incluyen la mezcla (por ej., la teoría básica de la metáfora para explicar EL TIEMPO ES EL ESPACIO) no consiguen capturar el tipo de datos que nosotros hemos capturado. Nuestra teoría proporciona generalizaciones científicas que son más amplias y más integradas, y hacen mejores predicciones sobre los datos. Nuestra teoría es mejor, cuando mejor y peor se juzgan según las expectativas estándar de aplicabilidad a los datos. Ofrecí una demostración análoga en el capítulo sobre "Analogía" en Cognitive Dimensions of Social Science, en donde afirmaba que en cuanto a las teorías de la analogía que no incluyen la mezcla, ni siquiera los ejemplos aducidos como el mejor apoyo para esas teorías conseguirán capturar las inferencias centrales, y mostré, pienso, que esto es cierto, al tomar uno tras otro todos los ejemplos básicos que pude encontrar que habían sido usados por los teorizadores de la analogía en apoyo de sus teorías, y al mostrar su falta de adecuación. Así es como funciona la ciencia. Naturalmente, la mezcla no es algorítmica ni determinista. Dado que la teoría ha de atenerse a los fenómenos, debería evitarse una teoría que se proponga hacer predicciones algorítmicas o deterministas de la mezcla. En el tiempo que ha pasado desde que Fauconnier y yo publicamos The Way We Think, muchos de los tipos de redes de integración conceptual que propusimos—y de hecho muchas de las mezclas concretas—han reaparecido de modo repetido en datos que ni siquiera existían en aquel momento. Una teoría científica de este tipo generaliza pero no es reductiva en el sentido de eliminar un nivel de fenómenos redescribiéndolo en términos de otro—las leyes del movimiento de Newton, por ejemplo, no intentan reducir el movimiento a algún substrato subyacente que no sea movimiento. En ciencia cognitiva, hay intentos explícitos de recucción, como el materialismo eliminativo. Hay amplio debate sobre si es sabio o si tiene sentido hacer tal reducción. Nada más que para empezar, aunque a todos nos interesa vivamente el sustrato neurobiológico de la cognición, no queda claro que encontrar tales sustratos constituya una reducción, ni una explicación. Sabemos mucho, por ejemplo, sobre la electroquímica de las neuronas, pero eso no significa que comprendamos el papel de la neurona en el pensamiento. Sería un avance espléndido en el conocimiento científico si se descubriera la neurofisiología que subyace de modo general a la mezcla—y de hecho quizá la ciencia haya descubierto ya una gran parte, aunque no comprenda cómo esa neurofisiología hace posible la mezcla—pero no queda claro que ese conocimiento nuevo y fantástico nos permitiese ahora comprender de modo matizado las operaciones de la mezcla. Quizá, y quizá no.

La condición humana (Pavel, Freeman). La teoría de la mezcla no es triunfalista. Es fácil adoptar un tono rapsódico al revisar el arte, la poesía, los números complejos, y las instituciones para toma de decisiones, las leyes, la política. Pero los seres humanos parecen sufrir mucho como consecuencia de las estructuras mentales que pueden construir. También sienten responsabilidades, frustraciones, y ambiciones que sólo son posibles debido a la capacidad del pensamiento humano. "Quién nos ha retorcido así?" pregunta Rilke. "Wer hat uns also umgedreht?"

... los animales listos
se dan cuenta de que no nos sentimos muy en casa
en el mundo que hemos interpretado.

und die findigen Tiere merken es schon,
daß wir nicht sehr verläßlich zu Haus sind
in der gedeutenten Welt.

No nos ha retorcido así ninguna persona ni cosa, ninguna cultura idosincrásica ni ningún acontecimiento local, sino más bien nuestro desarrollo filogenético común de una capacidad mental que nos proporciona un poder sin preceentes pero no una garantía de placer: la mezcla de doble campo. A la vez que proporciona la capacidad de desarrollar un sentido de la responsabilidad y de propósito, de culpa y de redención, de sentido y de valor, trae también consigo una capacidad para deliberar sobre qué hacer, qué ser, cómo comportarse. Pavel insiste de que no sólo queremos que la vida humana sea posible, sino también que valga la pena vivirla: "... nuestra dotación biopsicológica genera una capacidad específicamente humana de vivir no sólo según las necesidades sino también según normas e ideales. Esta capacidad nos permite decidir qué tipo de liderazgo queremos, nos permite discriminar entre los diversos ideales que podemos intentar alcanzar, y nos permite adherirnos a normas que rijan nuestras acciones. Estoy convencido de que la noción de mezcla de doble campo de Turner merece ser expandida y adaptada a una experiencia más vívida de la naturaleza humana. Ayudaría a explicar cómo nosotros, los seres humanos, somos capaces de establecer una diferencia entre el bien y el mal, la justicia y la opresión, entre los objetivos que valen la pena y los que no". Freeman también enfatiza la manera en que la mezcla de doble campo hace posibles sistemas como las artes, que son "cruciales y necesarios para que todos los seres humanos realicemos plenamente el alcance posible de la cognición humana en el seno de nuestras propias consciencias". La condición humana no es simple: no es tanto que la evolución nos hiciese humanos, sino que mas bien nos proporcionó las capacidades mentales que necesitamos para hacernos humanos, en un proceso continuo y dinámico, con esperanzas e incertidumbres en toda la enorme amplitud de la capacidad del pensamiento humano.






Zinc spark

 

When a child is conceived, there’s a flash of light called the “zinc spark” This confirms the fact that human life begins at fertilization. pic.twitter.com/0NsKrWecoe — Anna Lulis (@annamlulis) July 11, 2025

sábado, 12 de julio de 2025

Un cono

 

Un cono

MÁS MASCARILLAS MÁS CARILLAS

La proyección mental de la realidad

Recuperamos este artículo de 2015, con una addenda de Dennett:

sábado, 21 de marzo de 2015

La proyección mental de la realidad

Va saliendo más investigación que juega a favor de mi teoría de la proyección mental de la realidad. Por ejemplo en este artículo sobre la construcción de la información visual publicado en Current Biology.

La sustancia (y ya lo dijo en cierto modo Berkeley) es que el objeto visual es construido por el cerebro, no "recibido" ya hecho desde el exterior. Yo lo llamo a veces la teoría de la  "proyección del objeto", porque el efecto viene a ser como si nuestro cerebro proyectase a la realidad el objeto que ha generado, con el resultado de que lo vemos allí afuera, cuando no está sino en nuestra cabeza. Quizá sea más apropiado llamarla, como lo hacen estos autores, la teoría de la "integración del objeto."

Integration Trumps Selection in Object Recognition

http://www.cell.com/current-biology/abstract/S0960-9822%2815%2900132-3





Highlights

  • Humans identified letter shapes defined by texture, color, and luminance cues
  • Humans integrate cues that define the same letter for improved shape recognition
  • They cannot filter out cues that define a conflicting letter, reducing performance
  • Mandatory cue integration results in a failure of attentional selection

Summary

Finding and recognizing objects is a fundamental task of vision. Objects can be defined by several “cues” (color, luminance, texture, etc.), and humans can integrate sensory cues to improve detection and recognition [ 1–3 ]. Cortical mechanisms fuse information from multiple cues [ 4 ], and shape-selective neural mechanisms can display cue invariance by responding to a given shape independent of the visual cue defining it [ 5–8 ]. Selective attention, in contrast, improves recognition by isolating a subset of the visual information [ 9 ]. Humans can select single features (red or vertical) within a perceptual dimension (color or orientation), giving faster and more accurate responses to items having the attended feature [ 10, 11 ]. Attention elevates neural responses and sharpens neural tuning to the attended feature, as shown by studies in psychophysics and modeling [ 11, 12 ], imaging [ 13–16 ], and single-cell and neural population recordings [ 17, 18 ]. Besides single features, attention can select whole objects [ 19–21 ]. Objects are among the suggested “units” of attention because attention to a single feature of an object causes the selection of all of its features [ 19–21 ]. Here, we pit integration against attentional selection in object recognition. We find, first, that humans can integrate information near optimally from several perceptual dimensions (color, texture, luminance) to improve recognition. They cannot, however, isolate a single dimension even when the other dimensions provide task-irrelevant, potentially conflicting information. For object recognition, it appears that there is mandatory integration of information from multiple dimensions of visual experience. The advantage afforded by this integration, however, comes at the expense of attentional selection.


 Este tipo de integración cognitiva en el cerebro resulta (claro está) de su complejidad de circuitos neuronales que procesan diversa información, parte proveniente del córtex, de la memoria, combinándola con "lo que se ve."  Resulta de la historia evolutiva del cerebro, y en parte de su "recableo" provocado por la ampliación del córtex y la integración de la información lingüística en la estructura del cerebro. Más al respecto hablan Deacon (ver La caverna del cerebro) y Benjamin Bergen en Louder than Words.  La estructura del cerebro, el desarrollo del lenguaje y la integración de nuestra cultura y experiencia con nuestra percepción generan así la realidad virtual o realidad aumentada  donde vivimos. Para otros seres con ojos no está ahí—pero nosotros la vemos; y es más, nos movemos por ella y vivimos en ella.

La noción de estroma propuesta por Gustavo Bueno viene a ser una manera de enfocar el mismo fenómeno, visto desde su teoría. El "estroma" es el objeto cultural, el meme mental podríamos decir, que tiene una naturaleza cognitiva e informacional pero a la vez es un objeto físico. Esto da lugar a una ontología de objetos materiales gestionados y organizados por la mente.

Hablaba yo de esta cuestión de la generación mental de la realidad,  a cuenta del libro de Weiskrantz Consciousness Lost and Found, de Gazzaniga, y de las neuronas espejo, y defendiendo la tesis de la "proyección" o de la "realidad proyectada", en ESPECULACIONES NEURONALES.

Esta cuestión de neurología, de lingüística y de psicología cognitiva también tiene implicaciones filosóficas, fenomenológicas y antropológicas, claro está. Así que por qué no añadir un ingrediente más al cocido de este artículo, relacionando esta noción de la realidad aumentada gestada en el cerebro, con la teoría de la mente y de la experiencia de George Herbert Mead, que veníamos discutiendo estos días por aquí también. Entre pragmatismo y fenomenología anda la cosa, pero más que rozando la metafísica, puesto que Mead pretende explicar la generación misma de la realidad, de la realidad espacio-temporal (esos irreductibles kantianos) a través del análisis de la experiencia de contacto, y explicando la genesis del tiempo mediante la auto-interacción. En fin, se lo lean en Mind, Self and Society o en La Filosofía del presenteMead se vio influido por muchos (Dilthey, Wundt, James, Dewey, Bergson, etc.) pero muy inmediatamente aquí por las reflexiones de Alfred North Whitehead en What Is Nature. (Oigan aquí un podcast sobre la teoría de la constitución mental de la realidad del propio Whitehead, que a su vez nos lleva más atrás—a Locke, etc.). Pero dejaremos para otra ocasión, quizá para la eternidad, la teoría de la Realidad como Realidad Virtual y la organización mental del mundo según Whitehead.

Aquí sólo traeré a colación un par de textos relevantes de Mind, Self, and Society de Mead, el primero en realidad de uno de los ensayos suplementarios llamado "El individuo biológico":

From the point of view of instinctive behavior in the lower animals, or of the immediate human response to a perceptual world (in other words, from the standpoint of the unfractured relation between the impulses and the objects which give them expression), past and future are not there; and yet they are represented in the situation. They are represented by facility of adjustment through the selection of certain elements both in the direct sensuous stimulation through the excitement of the end-organs, and in the imagery. What represents past and what represents future are not distinguishable as contents. The surrogate of the past is the actual adjustment of the impulse to the object as stimulus. The surrogate of the future is the control which the changing field of experience during the act maintains over its execution.

The flow of experience is not differentiated into a past and future over against an immediate now until reflection affects certain parts of the experience with these characters, with the perfection of adjustment on the one hand, and with the shifting control on the other. The biologic individual lives in an undifferentiated now; the social reflective individual takes this up into a flow of experience within which strands a fixed past and a more or less uncertain future. The now of experience is represented primarily by the body of impulses listed above, our inherited adjustment to a physical and social world, continuously reconstituted by social reflective processes; but this reconstitution takes place by analysis and selection in the field of stimulation, not by immediate direction and recombination of the impulses. The control exercised over the impulses is always through selection of stimulations conditioned by the sensitizing influence of various other impulses seeking expression. The immediacy of the now is never lost, and the biologic individual stands as the unquestioned reality in the minds of differently constructed pasts and projected futures. It has been the work of scientific reflection to isolate certain of these fixed adjustments (in terms of our balanced postures, our movements toward objects, our contacts with and manipulations of objects) as a physical world, answering to the biologic individual with its intricate nervous system. (350-51)

Y en la primera mitad de Mind, Self, and Society, habla de cómo la mente y la consciencia no están localizadas en ningún punto concreto del cerebro, sino que son el resultado emergente de la interacción de los circuitos cerebrales entre sí:

In the cortex, that organ which in some sense answers to human intelligence, we fail to find any exclusive and unvarying control, that is, any evidence of it in the structure of the form itself. In some way we can assume that the cortex acts as a whole, but we cannot come back to certain centers and say that this is where the mind is lodged in thinking and in action. There are an indefinite number of cells connected with each other, and their innervation in some sense leads to a unitary action, but what that unity is in terms of the central nervous system it is almost impossible to state. All the different parts of the cortex seem to be involved in everything that happens. All the stimuli that reach the brain are reflected into all parts of the brain, and yet we do get a unitary action. There remains, then, a problem which is by no means definitely solved: the unity of the action of the central nervous system. Wundt undertook to find certain centers which would be responsible for this sort of unity, but there is notheing in the structure of the brain itself which isolated any parts of the brain as those which direct conduct as a whole. The unity is a unity of integration, though just how this integration takes place in detail we cannot say. (24)

Now behavioristic psychology, instead of setting up these events in the central nervous system as a causal series which is at least conditional to the sensory experience, takes the entire response to the environment as that which answers to the colored object we see, in this case the light. It does not locate the experience at any point in the nervous system; it does not put it, in the terms of Mr. Russell, inside of a head. Russell makes the experience the effect of what happens at that point where a causal process takes place in the head. He points out that, from his own point of view, the head inside of which you can place this experience exists empirically only in the heads of other people. The physiologist explains to you where this excitement is taking place. He sees the head he is demonstrating to you and he sees what is inside of the head in imagination, but, on this account, that which he sees must be inside of his own head. The way in which Russell gets out of this mess is by saying that the head which he is referring to is not the head we see, but the head which is implied in physiological analysis. Well, instead of assuming that the experienced world as such is inside of a head, located at that point at which certain nervous disturbances are going on, what the behaviorist does is to relate the world of experience to the whole act of the organism. It is true, as we have just said, that this experienced world does not appear except when the various excitements reach certain points in the central nervous system; it is also true that if you cut off any of those channels you wipe out so much of that world. What the behaviorist does, or ought to do, is to take the complete act, the whole process of conduct, as the unit in his account. In doing that he has to take into account not simply the nervous system but also the rest of the organism, for the nervous system is only a specialized part of the entire organism. (111)



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Más sobre percepción, reconocimiento y constitución perceptual de los objetos en esta conferencia de Ned Block: Seeing-as, Concepts, and Non-conceptual Content






 





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Addenda (2025):
Un pasaje del libro de Daniel Dennett From Bacteria to Bach and Back (p. 356-58), donde retoma la idea y el término de "proyección" para describir este fenómeno de interacción entre la consciencia y la realidad percibida, lo mismo que Zubiri llama percepción intelectiva, o lo que Hobbes describe como esa especie de sueño despierto que es la generación de la realidad y del efecto de realidad en la mente.

Ver:

_____. "Impresión de realidad: La percepción intelectiva en la epistemología de Zubiri." SSRN 23 June 2021.*

         http://ssrn.com/abstract=3866299.

         2021

_____. "Lo mismo despiertos, que soñando: Hobbes sobre la virtualidad de lo real." Academia 25 Feb. 2017.*

          https://www.academia.edu/31599964/

         2017

 
Bien, pues he aquí un pasaje en el que Dennett  describe la consciencia como una ilusión generada para el usuario de la misma ("Consciousness as an evolved user-illusion") usando la analogía de la proyección.

It is how our brainsrespond that causes "us" (in the manifest image) to "project" an illusory property into the (manifest) world. There are structural, chemical properties of glucose—mimicked in saccharine and other artificial sweeteners—that cause the sweetness response in our nervous systems but "the intrinsic, subjective sweetness I enjoy" is not an internal recreation or model of these chemical properties, nor is it a very special property in our non-physical minds that we use to decorate the perceptible things out there in the world. It is no property at all; it is a benign illusion. Our brains have tricked us into having the conviction, making the judgment, that there seems to bean intrinsically wonderful but otherwise undescribable property in some edible things: sweetness. We hcan recognize it, recall it, dream about it, but we can't describe it; it is ineffable and unanalyzable.
There is no more familiar and appealing verb than "project" to describe this effect, but of course everybody knows it is only metaphorical; colors aren't literally projected (as if from a slide projector) out onto the front surfaces of (colorless) objects, any more than the idea of causation is somehow beamed out onto the point of impact between billiard balls. If we use the shorthand term "projection" to try to talk, metaphorically, about the mismatch between manifest and scientific image here, what is the true long story? What is literally going on in the scientific image? A large part of the answer emerges, I propose, from the predictive coding perspective we explored briefly in chapter 8 (How do brains pick up affordances?) 
Here is where Bayesian expectations can play an iterated role: our ontology (in the elevator sense) does a close-to-optimal job of cataloguing the things in the world that matter to the behavior our brains have to control. Hierarchical Bayesian predictions accomplish this, generating affordances galore: we expect solid objects to have backs that will come into view as we alk around them, doors to open, stairs to afford climbing, cups to hold liquid, and so forth. But among the things in our Umwelt that matter to our well-being are ourselves! We ought to have good Bayesian expectations about what we will do next, what we will think next, and what we will expect next! And we do. Here's an example:
Think of the cuteness of babies. It is not, of course, an "intrinsic" property of babies, though it seems to be. What you "project" onto the baby is in fact your manifold of "felt" dispositions to cuddle, protect, nurture, kiss, coo over,... that little cutie-pie. It's not just that when your cuteness detector (based on facial proportions, etc.) fires, you have urges to nurture and protect; you expect to have those very urges, and that manifold of expectations just is the "projection" onto the baby of the property of cuteness. When we expect to see a baby in the crib, we also expect to "find it cute"—that is, we expect to expect to feel the urge to cuddle it and so forth. When our expectations are fulfilled, the absence of prediction-error signals is interpreted by our brains as confirmation that, indeed, the thing in the world we are interacting with really has the properties we expected it to have. Cuteness as a property passes the Bayesian test for being an objective structural part of the world we live in, and that is all that needs to happen.  Any further "projection" process would be redundant. What is special about properties like sweetness and cuteness is that their perception depends on particularities of the nervous systems that have evolved to make much of them. They have a biased or privileged role in the modulation of our control systems—we care about them, in short.
Here we must be very careful not to confuse two independent claims. The properties of sweetness and cuteness depend on features of our nervous systems and hence are in that limited sense subjective, but that must not be taken to mean that sweetness, say, is an intrinsic (subjective) property of conscious experience! Hume's strange inversion is wonderful but incomplete: when he spoke of the mind's "great propensity to spread itself on external objects," this should be seen not as a stopping point but as a stepping-stone to a further inversion. Hume's image nbrilliantly conjures up the curious vision of the mind painting the external world with the propietary ("intrinsic") hues properly worn by the mind's internal items.—impressions and ideas, in his vocabulary. But there is no such paint (which is why I once dubbed it "figment"). We need to push Hume's inversion a little harder and show that the icons of the user-illusion of our minds, unlike the user-illusion of our computers, don't need to be rendered on a screen.

 


 
 

Mark Turner: La capacidad del pensamiento humano

Traduzco aquí un artículo de Mark Turner sobre ciencia cognitiva, "La capacidad del pensamiento humano" ("The Scope of Huma...