Las mujeres perfectas
Nos visionamos, gentileza de SpeakUp video, Las mujeres perfectas (dir.
Frank Oz, 2004) basada en una novela de Ira Levin. Es una peli que,
como todas, es de Nicole Kidman; esta vez es una ejecutiva agresiva
ex-triunfadora que tras una crisis profesional y personal se traslada a
una siniestra urbanización de la América "ideal" donde todos los hombres
se reúnen haciendo piña y todas las señoras son amas de casa rubias con
sonrisa de Profidén, a un nivel siniestro. Total que estaban todas
robotizadas por los maridos, que las habían transformado así de mujeres
independientes y voluntariosas y carrieristas y vestidas de negro en
unas "azafatas dementes", y las pocas normales que quedaban van
cayendo... pero al fin se descubre el pastel y caen los malos, todo
porque el marido de Kidman la quería, aunque había tenido sus
tentaciones de convertirla en muñeca hinchable. Lo curioso es que al
final la culpa se la lleva Glenn Close, que era la que en realidad
llevaba los pantalones en la urbanización, pues el aparente líder
resulta ser un robot creado por ella. Y es que antes era carrierista y
superwoman pero era desdichada... la película lanza algún mensaje
ambiguo: es mejor ser desdichado e inteligente y escéptico, como Bette
Midler, que hace aquí de escritora judía, antes que una especie de Doris
Day al cubo - pero el espíritu de conformismo y observación mutua que
denuncia también se echa de ver en la escena inicial donde la
"triunfadora" se dirige a su público en un ritual americano que es tan
puramente fachada como la urbanización esa del Connecticut profundo.
Todo parece fachada, en las urbanizaciones americanas y en la carrera
por el éxito, dentro o fuera de casa. En cualquier caso, alguna se lo
va a pensar antes de teñirse de rubia...
Otro papel para la
Kidman donde a los maridos controladores y abusones les sale el tiro por
la culata. Sátira social, comedia, feminismo light, alguna pulla contra
los Republicanos, y una pareja gay bastante divertida que pasa por los
mismos problemas que los straights... ahora, que lo que parece out of
the question aquí es divorciarse, se pregunta uno por qué. El remake,
que lo es (de una de Bryan Forbes, 1975), queda curiosamente intemporal;
el viaje a Connecticut es como un viaje al pasado retratado en la
película original, y quizá eso contribuya a la confusión de los mensajes
de "autorrealización en la pareja" que envía esta película.