(Vanity Fea, 9 dic. 2010)
Hace poco revisaba el gran best-seller de Stephen Hawking, Breve historia del tiempo. Y comenté en "Le Dieu de Laplace et la place de Dieu" las noticias preliminares sobre su último libro, escrito con la colaboración de Leonard Mlodinow, The Grand Design.
Emprendo aquí unas notas y comentarios sobre este último libro,
llevándolo como es inevitable a mi terreno de la hermenéutica narrativa.
Es que la matemática cuántica no es lo mío, para qué nos vamos a
engañar. Queda por saber si la hermenéutica narrativa es lo de Hawking.
También compararé algunas de las ideas de Hawking sobre el multiverso
con la clásica formulación de esta idea en ciencia ficción, la que
concibió Olaf Stapledon en Star Maker.
"Existimos,
cada uno de nosotros, sólo durante un tiempo breve, y en ese tiempo
exploramos sólo una parte pequeña del conjunto del universo". Así se
abre el primer capítulo, "The Mystery of Being"—de un libro que sin
embargo promete llevarnos a los límites del tiempo y del universo, en la
medida en que hoy podemos vislumbrarlos. Desde esta orilla del Tiempo,
y desde este rincón de nuestra provincia, llega la mirada sin embargo a
miles de años luz de distancia en el espacio-tiempo, cuando baja la luz
del día y miramos una estrella. Tenemos que poner orden en lo que
vemos, dar una explicación o especulación que nos diga dónde estamos, y
cómo hemos llegado aquí, y qué ha habido en el tiempo del cual nadie nos
ha traído historias, y qué tipo de muerte o de vida le espera a las
cosas y al mundo, tras nuestra vida y nuestra muerte. Queremos verlo
todo desde donde estamos, y si no lo vemos, lo imaginaremos,
construyendo una historia con los datos y las huellas que tengamos a
nuestro alcance. No nos conformamos con nuestra parcela, aunque las
historias sobre lo que es remoto e incierto sean diversas, y haya poca
posibilidad de que coincidan diversas versiones—en especial cuando,
mirando más de cerca, lo más cercano también se vuelve remoto e
incierto.
Estas preguntas antaño filosóficas o metafísicas,
arguye Hawking con Mlodinow ("HM"), hoy pueden y deben ser planteadas en
el marco de la ciencia. "La filosofía no se ha mantenido al día con los
desarrollos modernos en la ciencia, particularmente con la física"
(5)—una frase que a pesar de su aire prepotente parece justa, con
honrosas excepciones como la Filosofía del Presente de George Herbert Mead,
allá por 1930. La física cuántica redefine radicalmente la naturaleza
del mundo físico, irreconocible con nuestras presuposiciones cotidianas o
con las de la filosofía clásica. Una conceptualización diferente de la
naturaleza de la realidad de la que parten HM es la teoría de Richard
Feynman, según la cual "un sistema no tiene una única historia, sino
todas las historias posibles" (6).
Aquí apunta ya el interés narratológico de la teoría de HM—podemos
comparar esta historia múltiple o alternativa no ya con las narraciones
con múltiples líneas de acción, como el Orlando Furioso de Ariosto o las multiplot novels
victorianas estudiadas por Garrett... sino más bien con el arte
combinatorio de las estéticas estructuralistas de los sesenta en
adelante—esas obras en las que un sistema generativo (genotexto) permite
múltiples recorridos o fenotextos. Por ejemplo esta obra visual de
Brian Eno, 77 millones de cuadros. Pueden verse analogías aquí con la semiótica soviética que inspiró El texto de la novela
de Kristeva, con la gramática generativista de Chomsky, o con la lógica
de los posibles narrativos de Claude Bremond—posibles narrativos en los
que cada acontecimiento de un relato determina una serie posible de
acontecimientos siguientes pero a la vez genera, por exclusión, la
virtualidad de las opciones narrativas no elegidas. En el caso del
multiverso à la Feinman sería no por exclusión, claro, sino por
inclusión—aunque sólo recorramos un trayecto posible de la realidad (el
que llamamos nuestra realidad), la realidad en sentido amplio incluiría
todos los trayectos posibles. (Todo esto, claro, se basa en la
presuposición de que al menos en algunos sentidos del término "posible"
hay más de una historia posible). En teoría narrativa, ha tenido éxito
en la última década el análisis de Espen J. Aarseth, que emplea el
término "ergódico" para referirse a los textos que, basados en una
combinatoria, admiten múltiples realizaciones o trayectos posibles para
recorrerlos, o hacen brotar al activarlos una historia en concreto de
entre muchas permitidas potencialmente por el sistema. En suma, el
universo, según Feynman, y ahora según Hawking y Mlodinow, sería un
sistema ergódico. Dejaremos en suspenso por el momento la cuestión de si
tiene sentido aplicar el término "realidad" a los trayectos de ese
sistema no realizados en nuestra experiencia—es de sospechar que, como
en el caso de la narratología, hará falta un vocabulario específico que
distinga niveles y acepciones de realidad, al quedarse estrechos los
términos del pensamiento cotidiano.
El nombre que utilizan HM es "model-dependent realism", realismo
dependiente de modelos. "Se basa en la idea de que nuestros cerebros
interpretan la información recibida de los órganos sensoriales, haciendo
un modelo del mundo" (7)—un modelo al que consideramos la realidad y le
otorgamos la creencia de la realidad o de la verdad absoluta. Una vez
más nos topamos con el mito de la Caverna—hace poco comentábamos su
relevancia para interpretar la realidad humana construida en torno al
lenguaje (en "La Caverna del Cerebro: El lenguaje como realidad virtual");
ahora hay que ir más allá y admitir con HM que la realidad percibida
por nuestros cerebros es algo distinto de los modelos de la realidad
organizados por otros sistemas. Recordemos aquí que esta noción
platonizante en cierto modo sí está muy en consonancia con las teorías
neurocognitivas de investigadores como Michael Gazzaniga. En The Mind's Past
éste postulaba un "controlador" o conjunto de sistemas cerebrales que
generan la ilusión de una realidad en la que habitamos, a partir de los
distintos módulos y circuitos de procesamiento de la información
cerebral.
Es lo que podríamos llamar la Matrix del cerebro. Sobre esta platónica película, Matrix, y sobre el libro de Stapledon Star Maker, escribí este artículo, "Apocalipsis de la comunicación total".
Más sobre circuitos cerebrales, y sobre mi propia teoría de la
retroalimentación cognitiva que genera la realidad mediante la
proyección de marcos cognitivos y esquemas conceptuales, puede verse en
el artículo "Más consciencia". Será útil tener estas bambalinas de la realidad en mente mientras comentamos más detenidamente el libro de Hawking-M.
Hawking tiene sobre la realidad una perspectiva matemática. Desde que la
ciencia moderna desde Galileo y Newton trabajó en la integración de
física y matemática, ha habido una sucesión de teorías cada vez más
integradoras, que explican a partir de los mismos principios un ámbito
cada vez mayor para las fuerzas y fenómenos que estructuran la realidad.
La relatividad primero, y la teoría cuántica después, proporcionaron
para el siglo XX una aproximacióin a lo que podría ser una Teoría de
Todo, con la promesa de una integración futura del conocimiento que
hiciera posible interpretar el conjunto de la realidad explicando la
generación de sus fenómenos simples mediante la reducción matemática.
Los fenómenos complejos surgen por emergencia a partir de estos simples
(ver "Gell-Mann: Consciencia, reducción y emergencia").
La Teoría de Todo sería el resultado de la integración del conocimiento
científico que explicase todas las fuerzas físicas que actúan en el
Universo. Recordemos que el planteamiento filosófico básico que postula
una Fuerza única y simple, y el surgimiento emergente del cosmos por las
leyes de la evolución, se encuentra formulado por Herbert Spencer hace
150 años (ver "Victorian Dark Matter").
Pero el desarrollo práctico de esa teoría, la hipótesis de la
integración matemáticamente coherente de todas las Fuerzas en una Fuerza
única, se encuentra con algunos obstáculos prácticos (o
teórico-prácticos, vamos) considerables. Según explica Hawking, la
Teoría M es el único modelo que puede ser candidato a esa teoría de
todo—una teoría todavía mal integrada, pues es "una familia de teorías",
pues "igual que no hay un mapa plano que represente bien toda la
superficie de la tierra, no hay una única teoría que sea una buena
representación de las observaciones en todas las situaciones." Es la
teoría M cuyas hipótesis y consecuencias exponen HM en The Grand Design, y es en esa teoría en la que basan su propuesta del multiverso:
Observemos, de paso este curioso tiempo verbal—"hubo muchos universos..." —que parece ubicar a esos otros universos en un pasado con respecto al nuestro, mientras que en seguida pasan esos universos a ser "una predicción"—¿una predicción de un acontecimiento pasado? Pasado y futuro y simultáneo, podría responderse—aunque bien observada la cuestión carece de sentido todo tiempo verbal, pues no parece haber necesariamente una secuencia temporal entre estos universos, al ser el tiempo un fenómeno relativo a la organización de acontecimientos dentro de cada universo, no un marco en el seno del cual tiene lugar la creación de universos. No hay relación temporal o física, sino únicamente matemática, entre estos diversos universos. Nuestro tiempo es nuestro, interno al universo, y no está previsto en la teoría, ni en la experiencia, que este universo esté temporalmente ubicado con respecto a los otros, ni que pueda interferir con ellos de ninguna manera. Volveremos más adelante sobre esta cuestión.
Una cuestión que no entiendo: que "cada universo tiene muchas historias posibles"—¿no habrá que postular más bien una sola historia y diversas teorías sobre esa historia? Hay muchas historias posibles en los diversos universos del multiverso, pero parece que el empeño de la ciencia consistiría más bien en descubrir la única historia posible en este universo. Continúan HM:
Otra curiosa formulación: nuestra presencia selecciona los universos posibles. Volveremos sobre el sentido cosmológico, y las implicaciones cognitivas, de este principio antrópico—y quizá paradójico—que es central en la concepción de The Grand Design.
Termina el capítulo 1 con tres grandes preguntas que podríamos llamar teológico-filosóficas:
¿Por qué existimos?
¿Por qué este conjunto específico de leyes, y no algún otro?
Yo daré una respuesta rápida, a mi aire. El orden de las preguntas es incorrecto: la segunda debería ir primero, la primera es más general que ella, y la tercera es la más básica y general de todas (igual a es a ella a la que se refiren HM como "the Ultimate Question of Life, the universe, and Everything"—olvidándose de las otras, o reduciéndolas a esta tercera pregunta). Las dos primeras preguntas derivan de la tercera o se reducen a ella. O más bien (teniendo en cuenta la diferencia entre reducción y emergencia) podemos decir que aunque no pueden reducirse a la tercera, emergen a partir de ella. Podría haber algo, en lugar de nada, sin que existiésemos nosotros. Es lo que sucede en tantos planetas, sistemas y galaxias en los que hay algo—entiéndase, objetos y fenómenos perceptibles pero concebibles al margen de la percepción— sin que nadie lo vea ni lo piense sino nosotros, desde lejos. Podrían también existir muchos planetas y estrellas no ya como hechos brutos, sino como objetos de conocimiento y percepción (animal) sin que hubiese por ello seres conscientes capaces de plantear la diferencia entre estos dos tipos de hecho, o de reflexionar sobre nada. El problema de la consciencia, complejo de por sí, es un problema menor y derivado de la la existencia y naturaleza de la vida—que a su vez es un problema arduo, pero no intratable una vez sentadas las bases de la química.
Por qué surge lo complejo, a partir de lo simple, es una cuestión tratable para el pensamiento y para la ciencia. Recomiendo leer sobre el particular a Herbert Spencer. Lo que sí es un problema más arduo es la tercera pregunta—por qué surge lo simple, por qué la Fuerza indiferenciada ha de dar lugar a un conjunto determinado y específico de leyes. HM dicen que darán a esta pregunta una respuesta científica y no arbitraria—ahora bien, ¿puede darse una respuesta no arbitraria a algo que sienta las bases mismas de todo planteamiento? Me temo que su respuesta no es mucho mejor que "42". Las leyes son las que son, nos dicen, porque sí, o porque son las que son de entre muchas otras concebibles e igualmente existentes en teoría (o en "la" teoría). Todavía no tenemos una clave que pueda sentar que lo que hay es, además de concebible, necesario. La afirmación de que la realidad existente no es más necesaria que cualquier otra en la mente de un matemático no es, me parece, satisfactoria.
Hay preguntas filosóficas más arduas que quienes somos, de dónde venimos, a dónde vamos, pues éstas sí parecen tener una respuesta científicamente plausible. Pero enfrentándose a la gran pregunta, por qué de la nada surge algo, la ciencia sólo llega, por el momento, a sus propias fronteras, no a las del universo.
También aquí:
_____. "El Gran Diseño y Hacedor de Estrellas (1)." In García Landa, Vanity Fea 9 Dec. 2010.*
http://vanityfea.blogspot.com/2010/12/el-gran-diseno-y-hacedor-de-estrellas.html
2010 DISCONTINUED 2025 – Online at the Internet Archive.*
2025
_____. "El Gran Diseño y Hacedor de Estrellas (1)." Ibercampus (Vanity Fea) 20 Dec. 2010.*
http://www.ibercampus.es/articulos.asp?idarticulo=14514
2013 DISCONTINUED 2024 – Online at the Internet Archive.*
2025
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