—en mi Facultad, por lo que se ve. Solicitaba yo una red social con libertad de expresión. Para profesores titulares, al menos. Vamos, un anarquista peligroso.
Poco después de esto, en efecto, el Administrador me bloqueó en Facebook. Y ahí debe de seguir la web de la Facultad, invisible para mí, y administrada, hay que suponer, al gusto de quienes administran el centro y sus periferias.

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