De conferencing
Pues jiaraiam en Castellón, donde he venido a deliverar mi conferencia sobre Internet y literatura, previamente colgada en este
blog. Por cierto que la voy a incluir ya entre mis works in progress,
por lo menos. Ha habido bastante público, para lo que se podía esperar, y
creo que en general ha gustado aunque no me han hecho preguntas...
porque era una hora espesa de conferencia. No me he podido resistir a la
tentación de castigar a mi público diciendo, justo antes de terminar,
"y ahora, voy a terminar con una breve, brevísima, recapitulación de de
la historia humana..." y dicho y hecho, pero ha debido ser la nota que
ha colmado el vaso y me han castigado sin preguntas, vaya... Bueno, en
cualquier caso me parece que sí que les ha gustado. A pesar de mi estilo
despowerpointizado, y leído à la Derrida, the reader, que siempre daba
sus conferencias ordenada y pausadamente dicen, y en plan taco folios.
Antes de mí ha conferenciado Tim Shortis, sobre la ortografía inglesa y
su desestabilización por los nuevos medios, en realidad quitándole
hierro y colocándolo en el contexto de la ortografía emergente,
improvisada, infantil y en realidad muy comprensible y regularizadora. Y
ha habido otros peipas interesantes, sobre usos pedagógicos de los
niumidia, sobre la wikipedia y los lenguajes artificiales, etc. aunque
creo que de momento soy el único que ha optado por vastas panorámicas
especulativas. He remitido al público a este blorg, a ver si me subo el
índice de visitas.
Ahora que la aventura fue ayer llegar a
Castellón vía Alcañiz y Morella... menuda crisis de personalidad me
entró. Yo que nunca conduzco el coche a solas (siempre lleno críos), ni
de noche, ni por carreteras desconocidas, de repente cinco horas que me
pegué que parecía eso el final de Termineitor 2, pero sin terminar
nunca. Última vez, que conste, que me voy por esas carreteras
secundarias traicioneras, con curvas repentinas y violentas después de
una recta, vaya nervios. Ahora veo lo que vale un peine, para los que se
van a diario a trabajar a Alcañiz, y no miro a nadie. Es un peligro,
aparte de todo. Y todo Aragón y el Maestrazgo, despoblados; hasta que
llegas a la costa y parece eso una urbanización continua. Es lo que
tiene España: recortas en el mapa los diez kilómetros pegados al mar, y
desde el satélite ni se nota, pero la has dejado sin población.
Bueno,
mañana más, que estoy en un cibercafé consumiendo euros; aunque calculo
que en el hotel, siempre al servicio del cliente, te cobran el internet
como veinte veces más caro que aquí. Qué julais.
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