Carpa a la coreana
Se me olvidó dar una receta oriental proporcionada por Rosa C.
mientras cenábamos en el chino (no cenamos eso aclaro). Póngase una
sartén a fuego muy caliente, ya lista para freír, tómese un pescado
vivo, una carpa pongamos, teniendo el acuario a mano; con hábiles
movimientos, mientras el pez boquea angustiado, sáquese un gran filete
con toda la carne de un lado, por encima de las espinas; dése la vuelta y
repítase la operación por el otro lado; que un pinche sujete lo que
queda del pez con la cabeza dentro de la pecera; mientras el cocinero da
unas rápidas pasadas a la plancha sin destruir la estructura de los
filetes: póngase un filete en una bandeja, el pez encima, el otro filete
ya bien hecho encima, y preséntese al cliente el pescado todavía vivo,
si es que eso es vida, boqueando en el plato pero excelentemente
cocinado. Bueno, ésta es para la siguiente película de Cronenberg con
restaurante incluido. O para menú sorpresa hoy, si os van las bromas
fuertes (fuertes para la carpa sobre todo).
Hoy he soñado que se
me iba descongelando un frigorífico lleno de pescado y marisco, y que
iban volviendo a la vida los bichos, y había que irlos cambiando de
sitio a las partes más frías; en el congelador arriba había una
centolla, una langosta, una lamprea y un lucio que me daban problemas,
empujando la puerta y girando como un tambor de lavadora, intentando
salir; y yo empujando y metiendo con un cuchillo las colas que salían, a
la vez que sentía cierta empatía con los pobres bichos... menuda
angustia. Si es que no necesito yo a Cronenberg para nada.
Hoy, y esto no es inocentada, se ha levantado la bruma, y hay sol en Zaragoza.
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