lunes, 26 de mayo de 2025

Primeros Principios según Raimundo Lulio

Organización racional del conocimiento, según Blanquerna de Raimundo Lulio, en una época de multiplicación de las publicaciones. El papa Blanquerna, gran reformista, inspector, y creador de instituciones, cuida de la mejor manera de mantener organizado y manejable el conocimiento desarrollado por las diversas ciencias y disciplinas, en vista de que amenaza con hacerse inabarcable y contradictorio. El proyecto es a la vez racional y católico, esto es, un tanto autoritario y centralista en su ambición:


XCIII.2.-3. 

Mientras esto se trataba, entró en el Consistorio un célebre y famoso artista, el cual representó al Papa: que con la multiplicación y variedad de declaraciones que se hacen en cada una de las ciencias, en teología, filosofía natural, derecho y medicina, se habían multiplicado muchas y varias opiniones, y que crecían de día en día; y esto se originaba, de que los doctores y maestros escribían muchas obras sobre cada una de ellas, en las cuales los unos eran de distinta opinión de los otros; y por esto el artista dijo al Papa y a los cardenales "que era conveniente que el hombre concordase todas las ciencias sobredichas, y reduciéndolas a breves y necesarios principios, que discurriesen por vía de arte, para que si se levantase algún error o falsa opinión, pudiese el hombre dirigirse y regularse por el arte en los principios de cada ciencia, y destruyese el hombre todos los errores y falsas opiniones contrarias a las ciencias referidas". Aplaudió mucho el cardenal de Gratias agimus Tibi la propuesta del artista, yla corroboró y se interesó en que fuese recibida su petición.

Luego después entró ante el Papa un doctor canonista y de leyes, y representó que eran tantas las glosas y los escritos que había en la ciencia del derecho, que el entendimiento humano entraba por ello en gran confusión, y por esta causa no podía juzgar ni discernir con claridad los hechos ni los pleitos, ni los estudiantes que aprendían aquella ciencia podían bastantemente instruirse en sus fundamentos. Y por eso aconsejaba que aquella ciencia fuese reducida a arte y a breves principios, que insiguiesen necesidad y razón, a los cuales se redujese toda la ciencia del derecho. Con semejantes súplicas y propuestas representaron en distintas ocasiones tres maestros, uno en teología, otro en filosofía natural y otro en medicina, suplicando al Papa y a los cardenales que a cada una de estas ciencias fuesen establecidos por arte breves y necesarios principios, para que la multitud de escritos no ocasionase confusión en el entendimiento humano en ninguna ciencia, y a fin que en los tiempos de Anticristo pueda el hombre estar más prevenido para destruir breve y artificiosamente todos sus falsos errores.

 

(Aguilar, Crisol, 491-2)

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