Wanted: Catedrático
Hoy hemos tenido Consejo de Departamento. Se ha aprobado una
cátedra de Filología Inglesa con perfil en "Cine y literatura en lengua
inglesa". No era la cátedra en la que me suspendieron a mí y otros, por
ahorrarla para el futuro, sino una concedida al departamento a petición
del candidato. La cátedra de hoy ha ido de momento, y seguramente irá,
como la seda. La otra sigue por ahí traspapelada, supongo. Y es que esto
de las cátedras, siempre hay argumentos para darla o no darla, todo lo
sólidos que se quiera. Con lo cual la cuestión se reduce a la ubicación
del candidato con respecto a los poderes fácticos.
Y nos llega
hoy una circular del primer catedrático que se digna en protestar por la
desaparición del título de Filología Inglesa, B. Dietz. Con argumentos
muy compartibles.
B. Dietz, por cierto, también tuvo algo que ver
en el famoso examen de cátedra en el que me catearon. Inmediatamente
tras la constitución del tribunal, se murió un tío suyo y se fue del
tribunal. Al Rector le hice notar que no constaba un certificado de
defunción entre la documentación de la prueba, pero al Rector le pareció
impropio indagar en la cuestión. Aunque se le solicitase en un recurso
con sello de entrada–al que sigue sin contestar a fecha de hoy. La
callada por respuesta evita muchas justificaciones incómodas de dar. Y
eso que se supone que hubo una investigación.
En resumen, las
oposiciones no se aplazaron hasta después del funeral. Con el resultado
de que en la infausta oposición, ningún candidato pudo obtener tres
votos para pasar al segundo ejercicio... pues los restantes miembros del
tribunal, los Dres. Onega, Garrudo, Martínez Vázquez y González Groba,
votaron mucho, pero todos sincopadamente a favor de distintos
candidatos, no había criterio unánime en reconocer los méritos de ningún
candidato. Aunque, significativamente, sí había criterio unificado del tribunal
a la hora de dar todos los miembros del tribunal la misma puntuación a
cada candidato, por unanimidad. Así se daban votos de quedar bien a la
vez que se suspendía a todo el mundo. Con el inconveniente colateral de
que, dando la misma puntuación, unos votaban a favor del candidato y
otros en contra, unos votaban aprobar a unos poniéndoles un dos, etc.
¿Que no se entiende? Pues claro: las cosas que ofenden a la lógica no
hay quien las entienda. Pero al Rector esto tampoco le extrañó, y eso
que es de Matemáticas.
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