La Gloriosa y los ríos sagrados
Hay cerca de Biescas una fuente sagrada, La Gloriosa, que tiene
la peculiaridad de aumentar y reducir súbitamente su caudal sin causa
aparente, algo que hace al lugar misterioso. Si a eso añadimos que surge
de una cueva que parece no tener fondo, y que allí está la ermita del
pueblo, parece claro que se trata de un lugar especial desde hace mucho
tiempo -- seguramente desde antes de Santa Elena. Hay lugares parecidos,
como el santuario de la Virgen de la Hoz en Guadalajara, que parecen
asociados por su orografía (con vistosos símbolos uterinos y fálicos en
las rocas) a un culto mucho más primitivo de divinidades de la tierra.
La fuente cruza el prado por delante de la ermita, y cae al río Gállego
haciendo una bonita cascada cuando hay bastante agua, en un desfiladero
estrecho, "a deep romantic chasm" realmente. Allí se junta con el agua
de otra fuente que parece surgir de la tierra, la Traconera, que viene
del otro lado del valle, y que tiene sus propias cuevas profundas.
Durante las romerías a Santa Elena, a veces surgía de repente la
fuente: "¡Que sale la Gloriosa!" y la gente salía de la iglesia a
admirar la fuente milagrosa. Y el agua tenía, por supuesto, propiedades
especiales, entre medicinales y benditas, buena para el cuerpo y para el
alma. En la cueva se había refugiado la santa, supuestamente, de las
persecuciones, y había sido protegida por una araña que tejió una
telaraña en la entrada de la cueva. "Donde la araña tejió, Elena no
pasó". Luego iría a Tierra Santa, a encontrar la cruz de Cristo, y se
convertiría en madre del Emperador Constantino, que cristianizó el
Imperio Romano.
A finales de los años 60 dejó de manar la
fuente: quiero decir que siguió manando, pero con un caudal regular, sin
las crecidas intermitentes. El pantano de Búbal acabó con el milagro.
Unos espeleólogos catalanes exploraron las cuevas, ciertamente
profundas, y estudiaron el sistema de depósitos subterráneos y sifones
que causaba el fenómeno. Mi padre les guió allí, y le pusieron una
notita de agradecimiento en la publicación que hicieron. Venían con
equipo de submarinismo y todo, necesario para explorar estas cuevas (me
dejaron probarlo en la piscina, es la única vez que he buceado con
botellas de oxígeno). También explicaron, creo, por qué con la
construcción del pantano se estropeó el sistema. Lo curioso es que a
finales de los 90 volvió a resurgir la fuente intermitente.
Las
fuentes intermitentes son fenómenos llamativos y han atraído la
atención desde siempre. De crío leía una aventura del pato Donald donde
también había una fuente de este estilo en una cueva; la intermitencia
venía anunciada por una súbita nube de murciélagos que salían de la
cueva. ¿De dónde procederá este motivo? Al fondo es de suponer que
habría un tesoro.
En el poema de Coleridge "Kubla Khan" también
hay un géiser o fuente intermitente, que da origen a un río sagrado, y
unas cuevas subterráneas, de hielo, en un paraje de bosques y cortados:
Y de este abismo, bullendo con agitación incesante,
Como si esta tierra respirase con jadeos hondos y rápidos,
Brotaba por momentos una fuente tumultuosa,
Con intermitentes borbotones que lanzaban al aire
Grandes fragmentos como granizo que rebota
O granos que saltan bajo el mayal del trillo,
Y en medio de estas rocas danzantes, junto con ellas,
Saltaba también súbitamente el río sagrado,
Por cinco millas de meandros en laberinto iba
A través de bosque y valle el río sagrado,
Luego llegaba a las cavernas sin medida para el hombre
Y se hundía en tumulto a un océano sin vida.
En The Road to Xanadu
John Livingston Lowes hace una análisis exhaustivo las múltiples
conexiones literarias de estos versos de Coleridge, y sigue así la pista
a numerosos ríos subterráneos y fuentes intermitentes de historiadores y
viajeros. Así, aparecen fuentes que recuerdan la visión de Coleridge en
los viajes de William Bartram por América, en los de James Rennell y F.
Bernier por Cachemira, o en los de James Bruce en busca de las fuentes
del Nilo. También Athanasius Kircher habla de las fuentes del Nilo,
retomando el relato del primer europeo que dijo haber llegado a ellas,
Pedro Paez, en 1618.
La segunda
fuente está a un tiro de piedra de la primera, hacia el oeste. Los
lugareños dicen que toda esta montaña está llena de agua, y añaden que
toda la llanura que rodea la fuente está flotando, inestable, señal
segura de que hay agua escondida debajo, por lo cual el agua no se
desborda por la fuente, sino que se abre paso con gran violencia al pie
de la montaña. Los lugareños ... mantienen que ese año temblaba poco a
causa de la sequía, pero que otros años temblaba y se desbordaba de tal
modo que apenas podía uno acercarse sin peligro. (cit. en Lowes, p. 339;
traduzco).
Luego el Nilo sigue otro camino subterráneo,
aparte de ir al mar, y nos cuenta Estrabón que según algunos resurge en
Delos. También en el Paraíso Perdido de Milton hay ríos subterráneos
que dan lugar a fuentes. De los cuatro ríos del Paraíso (hoy en día
Iraq...) dos son conocidos, el Tigris y el Eufrates. Un tercero se
suponía era el Ganges. Otro, el Nilo. Pero como dos de estos ríos
estaban muy separados, había que reunirlos de alguna manera: con
corrientes subterráneas. Esta tradición aparece recogida en la Sacred Theory of the Earth
de Thomas Burnet. Según Burnet, los antiguos "suponían generalmente que
el paraíso estaba en el otro hemisferio . . . y sin embargo creían que
el Tigris, el Eufrates, el Nilo y el Ganges eran los ríos del Paraíso, o
salían de él; y estas dos opiniones no las podían reconciliar . . .
sino suponiendo que estos cuatro ríos tenían sus fuentes en el otro
hemisferio, y que por alguna transmisión maravillosa, surgían aquí de
nuevo". Moisés bar Cepha fue quien más explícitamente expuso esta
teoría, según Lowes. Athanasius Kircher, siempre atento a las
extravagancias, se hizo eco de ella y recoge en su Oedipus Aegyptiacus las opiniones de bar Cepha:
El nombre del segundo río es Gihon (también llamado Nilo): fluye por
toda la tierra de Chus. Porque apenas ha salido del Paraíso cuando
desaparece bajo las profundidades del mar y las corrientes del Océano,
de donde, a través de pasos secretos por la tierra, emerge otra vez en
las montañas de Etiopía ... Pero [dice bar Cepha] alguien preguntará,
cómo es posible que estos ríos, una vez han salido del paraíso, puedan
precipitarse bajo las corrientes del océano, y puedan por fin emerger en
nuestra tierra? ... Esto afirmamos: que el Paraíso está en una región
mucho más alta que esta tierra, y así sucede que los ríos, impelidos por
una fuerza tan grande, descienden por enormes quebradas y canales
subterráneos, y confinados de este modo, desaparecen bajo el fondo del
mar, y salen bullendo en nuestro orbe. (Cit. en Lowes, p. 356,
traduzco).
Otros ríos tienen extraños trayectos
subterráneos en la leyenda: el Alfeo de Grecia, que según mitos
recogidos por Estrabón, Pausanias,Virgilio y Seneca, cruza por debajo
del Adriático y surge en la fuente de Aretusa en Sicilia (la mitología
dice que el dios del río perseguía a la ninfa de la fuente). Dice
Séneca, por ejemplo, en sus Quaestiones Naturales:
Tanto
en el este como en el oeste sucede esto. El Tigris es absorbido por la
tierra y tras larga ausencia reaparece en un punto muy alejado, pero sin
duda alguna sigue siendo el mismo río. . . . De ahí [del comportamiento
de la fuente Aretusa] viene la creencia de que el Alfeo se abre camino,
directamente de Acaya hasta Sicilia, pasando secretamente bajo el mar
por un conducto oculto, y reapareciendo sólo cuando alcanza la costa de
Siracusa. . . . (Libro III) No creo que pongáis en duda que existen ríos
subterráneos y un mar oculto. ¿Por qué otra causa podrían los ríos
brotar y salir a la superficie? . . . ¿Y qué diremos cuando se ve que el
Alfeo . . . se hunde en Acaya y, habiendo cruzado el mar por debajo,
hace brotar en Sicilia la amena fuente Aretusa? ¿Y no sabes, que entre
las explicaciones que se dan a las inundaciones del Nilo en verano, una
es que brotan sus aguas de la tierra? (Libro VI; cit. en Lowes, p. 361).
Quizá a esta lista de ríos sagrados subterráneos haya que añadir el
Jordán. El Jordán, como se sabe, desemboca en el Mar Muerto (territorio
situado bajo el nivel del mar), y allí terminan sus aguas. Ahora bien,
podría existir, según una leyenda, una conexión entre el Jordán y la
fuente de Santa Elena de Biescas. Al parecer, un peregrino que perdió su
bastón en Tierra Santa, al caérsele al río Jordán, se encontró al pasar
por Biescas con que su bastón había salido por la fuente de la
Gloriosa. El origen de la leyenda de aguas comunicantes puede tener que
ver con la promoción del carácter milagroso del santuario. Las aguas
sagradas vienen de Tierra Santa, precisamente el lugar a donde había ido
Santa Elena tras refugiarse en la cueva. Quizá en el caso del río Alfeo
tanto la historia de dioses y ninfas como la leyenda del río se deba a
un deseo de unos colonos griegos en Sicilia de recordar su origen en
Grecia a la vez que refuerzan lo natural de su presencia en Sicilia.
En cualquier caso, las leyendas sobre fuentes sagradas conectadas con
otras aguas lejanas parecen ser una constante de la imaginación, y quizá
un lugar se preste especialmente a la leyenda cuando el agua se
comporta de una manera que no parece obedecer a causas observables en el
entorno inmediato, y cuando surge de una cueva sin fondo que nadie ha
explorado y que quién sabe a dónde puede llevar-- a las profundidades de
la tierra, claro, y a la oscuridad, origen de todos los misterios.
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